El sábado 19 de mayo se celebró la 2ª edición del Bilbao Triathlon. Prueba de larga distancia compuesta por 1,9 km (que para más de uno siguen siendo 2 km) a nado en la ría, 90 km de bici (prácticamente llanos) (ja,ja,ja) y 21 km corriendo (conociendo los bonitos puentes de la zona del Euskalduna).
Única participación del Restaurante Lertxundi. Como siempre el pesado de Egoitz. Tambien tomaron la salida nuestros simpatizantes Karlos y Txema, y un nutrido grupo del Enkarterri. Todos con las ilusiones puestas en acabar la prueba y en sufrir lo mínimo posible.
Para muchos la prueba más importante del año en primer lugar por lo que supone correr en casa, y seguido porque la preparación de la prueba no se realiza en unos pocos días.
Como ya se esperaba el día amaneció gris, con lloviznas y con la gran duda de en que momento del día nos cogería el chaparrón que estaba anunciado.
En la salida toda eran dudas, que ropa llevo, pasaré frío, dejo los manguitos, cojo el chubasquero,....y todo el rato la misma preocupación. Al final la carrera hace que nos olvidemos un poco de abrigarnos.
Crónica:
La entrada en la ría fue algo confusa. Todos queríamos bajar por la escalera más próxima al pantanal, y eso conllevó el colapso correspondiente. Las fotos ayudaron a que todo fuera más lento de lo esperado, y las chicas ya estaban nadando por la ría. Tocaba saltar al agua e ir cogiendo el sitio más adelantado posible. Los tiburones ya nos pasarían por el trayecto.
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Nuestro Triathleta Egoitz en el momento del salto |
Y de repente bocinazo de salida. Ya estábamos en ese mogollón de brazos, piernas, golpes, remolinos, manotazos, etc.........
Todos intentando coger el lado más pegado a la pared, pero ¡no hay sitio para todos!. Avanzamos y cada uno intenta ir lo mejor posible, pero reconozco que no fue fácil. Eso sí, como me gusta bañarme en la ría. Se ve Bilbao de otra forma y es una sensación que merece la pena sentir. Esos mitos de que sabe mal el agua y los tropezones que hay son leyendas urbanas. Yo me volvería a meter.
A lo largo de todo el recorrido a nado vas rodeado por gente, y eso hace que surja la duda de que tal lo estaré haciendo este año. ¿saldré tan blanco como el año pasado? La respuesta por suerte fue NO. Conseguí bajar en 7 minutos el tiempo del año anterior, y eso da moral. Los pocos que pudieron venir a vernos no vieron la estampa preocupante del año pasado.
Transición rápida, toca lo bueno, o eso decían. Salida alegre con esa estupenda subida por las curvas del ayuntamiento. Y después de pasar por la basílica, a rodar. y madre mía como rueda la gente. La subida del gallo, como la conocemos todos, agarra. Y al empezar a bajar a Enekuri apareció la lluvia y la niebla. Todo se volvía más complicado. Y lo fue, ya que en la rotonda de Ibarsusi, gggiiiiiiiijjjjjjjjjjjjjjjjjjaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!! en sarras por el suelo. No pasó nada, pero hasta ayer me hubiera gustado no haber tenido lumbares. El cuerpo agarrotado después del susto, pero tocaba seguir. Estaba siendo más sufrido que el año pasado, pero el pensamiento de querer acabar si o si me ayudaba. La alegría de las patas había desaparecido así sólo quedaba pensar en la última parte. ¡que duró el segmento de bici!
Ya estaba en la 2ª transición, e iluso de mí pensé que ahora mejorarían las cosas. ERROR. El cuerpo empezó a pedir retirada, pero la cabeza dijo que había que aguantar como fuese. Tocó organizarse, y cada avituallamiento resultó una zona estupenda para recuperar fuerzas. Paradita, comer y beber, y dejar de pensar en los 10 o 15 que me pasaban en ese pequeño pero necesario descanso. Este año el gran objetivo era la camiseta final. El sufrimiento cogió fuerza, y me imagino que el día también ayudó. Los km pasaban despacio, pero por suerte seguían pasando y por el camino algún retirado conocido que se borró del partido. Cosas que tiene esto!.
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Rivera de Deusto en plena carrera |
La meta cada vez más cerca, y por suerte allí estaban los grandes incondicionales de esta día de perros: Lorena, Jaione ,Frutero, Ainhoa, Iria, David (que loco estas y como gritas), Mikel herrero. Sin ellos este año todo habría resultado más duro si cabe.
LLEGUÉ. Sí, llegue, porque en algún momento creí que no iba a poder. Suelen decir que el tiempo en estos casos es lo de menos, pero todos sabemos, que es una espinita que se queda ahí clavada. 7 minutos peor que el año pasado tienen la culpa, pero seguro que el año que viene será diferente. Ahora sólo queda la nieve, ya sabemos lo que es el calor, y el agua y el frío.
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Llegada a meta |
Conclusión: ¡que gozada haber podido repetir este año!.
Aupa el Lertxundi!
Agua, Asfalto, Calzada.