La clásica Bilbao- Bilbao es el pistoletazo de salida para la temporada ciclista de aficionados. Tras un invierno duro, lluvioso y frio, el ansia del buen tiempo se hacía esperar aunque este no llegaba. Toda la pretemporada se ha intentado hacer lo posible para llegar en forma a esta carrera, pero había dudas al respecto ya que la climatología y las responsabilidades laborales y familiares no lo han permitido como a muchos de nosotros nos hubiera gustado.
Haciendo honor al invierno duro, el comienzo de la temporada no ha querido ser menos, y las nubes grises y amenazantes cubrían todo el orbe bilbaíno. A pesar de la amenaza, Lertxundi se hacía presente a tan clásica cita de la Villa.
La primera salida fue a las ocho de la mañana y allí estábamos nosotros. Cruzando el puente tomamos dirección hacia la ría de Plentzia. Deusto y San Ignacio pasan con rapidez. El pelotón masificado se va alargando y cada vez hay más espacio para pedalear tranquilo sin miedo a caídas y golpes. Erandio llega rápidamente, el ritmo resulta tranquilo este es acompañado por las risas y conversaciones de los participantes. Dejando el Nervión a nuestras espaldas y el Abra a un lado tomamos dirección a Getxo. El ritmo de paseo impera mientras se acerca Las Arenas y Berango.
A partir de este momento comienzan los repechos, pero debido a que los ritmos son tranquilos, de igual forman se toman estos, tranquilamente. Tras estos vislumbramos la ría de Plentzia y hacia ella nos dirigimos con el miedo de la lluvia, la cual puede caer en cualquier momento, aunque esta no se decide todavía a caer. A partir de Plentzia comenzamos a subir. Es una larga subida, pero no muy dura.
En un pelotón ya muy alargado, los ritmos se van marcando y cada uno va ocupando su lugar según sus fuerzas y preparación. Los kilómetros se suman a las piernas y estas se siguen enfrentando a ellos sin problema.
La subida a Umbe se da en un ambiente de prudencia. Quedan muchos kilómetros y no hay que desfondarse. Comemos y bebemos para recuperar las fuerzas perdidas esperando reponer existencias en el avituallamiento. La subida precede a la bajada de Umbe, una bajada rápida y tranquila. La lluvia todavía no ha hecho acto de presencia y el asfalto seco nos invita a bajar con rapidez al igual que tranquilos.
Con la esperanza de la parada de avituallamiento tomamos el Txorierri. El ritmo todavía es tranquilo y las risas y las conversaciones se suceden en un sinfín de cadencias. Aun así, el Txorierri se hace largo y cuando estas pensando donde demonios han puesto las instalaciones , las encuentras. Puesto que ya estamos separados en dos grupos, y son dos espacios que han habilitado para la parada, nos detenemos en sendos espacios. Allí, momento de reponer fuerzas, evacuar líquidos y sacar fotos, descansamos y comentamos la situación de la carrera.
Tras una buena parada, tomamos dirección a Mungia. Y la Lluvia por fin hace acto de presencia queriéndonos decir que el ritmo de la carrera va a cambiar, estamos en la segunda parte y ya se empiezan a ver objetivos claros en los diferentes grupos de participantes. El ritmo aumenta notablemente y esta segunda parte de la carrera no tiene nada que ver con la primera.
Los pinchazos se suceden de manera normal y Lertxundi no podía ser menos. Uno de nosotros pincha y el mientras unos le ayudan a nuestro hombre, otros continúan teniendo como objetivo Morga. Pasamos Munguía, Fruniz, y comenzamos a subir hacia Morga. Hay de todo, pero los más fuertes imponen su ritmo. Los no tan preparados sufren pero perseveran.
El pelotón ya desecho y habiendo ciclistas en todo el circuito de la carrera se ven toda clase de participantes. Algunos sufriendo, otros compitiendo, otros desfilando. Lertxundi no queriendo hacer una mala carrera, se toma la bajada de morga como desafía con su asfalto mojado. Queriendo recuperar el tiempo perdido en el pinchazo bajan morga como diablos y como tales, se toman todo ese tramo final hasta Bilbao. Pocos son los que le siguen y muchos son los que les ven pasar. Así llegan a Bilbao y allí verán llegar al resto de los miembros de participantes de Lertxundi.
Mojados, satisfechos y con una sensación de “podría haber sido más dura”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario